Antes que la demencia senil me dicte prisión domiciliaria
antes que mi esqueleto de arena sea el vestido del viento
debo pedirle a mi memoria un HABEAS CORPUS
frente al espejo declarar mis necedades
recuperar la eternidad en cada astilla
descorchar tal vez la última alegría
y al girar sobre todos los silencios
con este guiño perdonar la borrachera
de ser mi propio juez y sobornarme.